sábado, 7 de junio de 2025

Lo Bueno, Lo Malo, Lo Feo y Lo Horroroso de Donald J. Trump

 

El mundo hoy, más que nunca, es un hervidero de conflictos a punto de estallar. Pareciera que viviéramos en un reality show, ya que la adicción al espectáculo político parece no tener límites: ni éticos, ni morales, ni legales.

Por supuesto que, en este mismo contexto, vemos —como espectadores comiendo cotufas lentamente (palomitas, canguil, crispetas, pochoclos, cabritas, chanchitas, pop, pororó, pipocas, rositas de maíz, cocaleca, millo, poporopo, tostones) la absurda pelea entre dos titanes. No me refiero a la rivalidad Musk-Zuckerberg, tampoco me refiero a la rivalidad Gates-Bezos. Estoy señalando directamente la pelea más antidiplomática del mundo: la gran hecatombe por estallar, en donde ya no se contienen los dos egos más grandes del continente americano: el ego de Trump y el de Elon Musk.

Quien me lea con frecuencia, semana tras semana, sabrá que soy “MAGA LOVER”: amo a Trump, a sus hijos, y apuesto por Barron para una futura presidencia, igualmente amo a Musk a LilX y Kai y conecto con muchas de las ideas y desarrollos cuasi milagrosos de Elon Reeves Musk, quien ha demostrado con consistencia ser un hombre no solo exitoso, sino mucho más que un estadista.

Por lo tanto, en la indecisión de no entender a quién apoyar a Presidente para el próximo período —si Elon, como lo prometió, constituye su nuevo partido— quiero ser completamente pragmática y, fiel a mi visión liberal, conservadora y republicana de "Ley o Orden" y entonces exponer aquí lo que creo que es bueno, malo, feo y horroroso de Donald J. Trump, el Presidente que se proyecta con ser el más grandioso del siglo XXI, dependiendo de las decisiones acertadas (o no) que tome en este período que ya empezó a acelerarse hacia una guerra fría que quizás sea, más bien, tibia o caliente… y para quienes quieren que tanto Trump como Kamala puedan tener un cierre de oro, después del desprecio que Kamala le propiciara a Obama —y también a Trump—  les explico mi vision muy personal.

Si hasta aquí no me han entendido nada, les recomiendo que sigan leyendo. Y si eres de izquierda y apoyas a los demócratas, te recomiendo que ni me leas.

Lo Bueno

Trump es un estadista capaz de lograr grandes aciertos. Aquí destaco algunos de ellos:

Crecimiento del PIB durante su mandato

Durante la administración de Donald Trump, la economía estadounidense experimentó un crecimiento significativo, particularmente entre 2017 y 2019. En su primer año, el PIB creció un 2,4 %, seguido de un 2,9 % en 2018 y un 2,3 % en 2019, según datos de la Oficina de Análisis Económico de EE. UU. Este crecimiento estuvo impulsado por recortes fiscales, desregulación del mercado y un incremento en la inversión empresarial. El mercado bursátil también registró ganancias considerables, con el Dow Jones Industrial Average alcanzando nuevos máximos históricos. Aunque la pandemia de COVID-19 provocó una contracción en 2020, la recuperación posterior mostró la resiliencia de la economía estadounidense.

Reducción del desempleo y fortalecimiento del sector manufacturero

Uno de los mayores logros económicos de la era Trump fue la reducción del desempleo. Para febrero de 2020, la tasa de desempleo había caído al 3,5 %, el nivel más bajo en 50 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Las políticas de reducción de impuestos corporativos incentivaron la contratación, y la reforma regulatoria ayudó a revitalizar sectores clave, como el manufacturero. Bajo su mandato, el sector manufacturero ganó más de 500.000 nuevos empleos, fortaleciendo la producción nacional y reduciendo la dependencia de importaciones extranjeras.

Reformas fiscales y su impacto en la economía

La Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017 fue una de las iniciativas más significativas de la administración Trump. Esta ley redujo la tasa impositiva corporativa del 35 % al 21 %, incentivando la inversión y el crecimiento empresarial. Para las familias, los cambios en las escalas impositivas y deducciones estándar generaron ahorros fiscales significativos. Además, la repatriación de capitales permitió que empresas estadounidenses retornarán miles de millones de dólares a la economía nacional, fortaleciendo la liquidez y el dinamismo del mercado.

Acuerdos internacionales que favorecieron la industria estadounidense

Trump renegoció varios tratados comerciales en un intento por mejorar las condiciones para la industria estadounidense. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) reemplazó al NAFTA y estableció nuevas reglas sobre manufactura automotriz, derechos laborales y propiedad intelectual. Además, su administración promovió acuerdos bilaterales estratégicos con países clave en Asia y Europa. Aunque la guerra comercial con China generó tensiones, también estimuló la producción doméstica al reducir la dependencia de ciertos sectores en insumos extranjeros.

El Acuerdo de Abraham: un legado diplomático

Uno de los logros más significativos de la administración Trump en política exterior fue la firma de los Acuerdos de Abraham, un tratado histórico que normalizó relaciones entre Israel y varios países árabes, incluyendo Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Este acuerdo fue impulsado por Jared Kushner, su yerno y asesor principal, quien desempeñó un papel clave en la mediación entre las partes involucradas.

El impacto de los Acuerdos de Abraham fue profundo: por primera vez en décadas, países árabes establecieron relaciones diplomáticas con Israel sin la condición previa de resolver el conflicto palestino. Este movimiento estratégico no solo fortaleció la estabilidad en Medio Oriente, sino que también abrió nuevas oportunidades económicas y comerciales entre las naciones firmantes.

Además, el tratado permitió que Sudán y Marruecos se sumaran posteriormente a la iniciativa, consolidando una nueva era de cooperación regional. La administración Trump celebró este logro como un hito en la diplomacia internacional, demostrando que la paz en Medio Oriente podía alcanzarse a través de acuerdos bilaterales y no solo mediante negociaciones multilaterales tradicionales.

Este acuerdo no solo redefinió la geopolítica de la región, sino que también posicionó a Kushner como un negociador clave en la historia diplomática de Estados Unidos (y tambien, por que no, quizas un proximo Presidente de Estados Unidos o un Premio Nobel, aun con lo desprestigiado que quedo despues de honrar a Obama). Su enfoque disruptivo y su capacidad para generar confianza entre las partes fueron fundamentales para la concreción de este tratado, que sigue siendo un referente en la política exterior estadounidense.

Lo Malo: Un laberinto de decisiones

Si bien su administración impulsó el crecimiento económico, la estrategia de Trump a veces parecía un rompecabezas donde cada pieza encajaba solo a medias (pero que siempre terminan encajando perfectamente). La guerra comercial con China, por ejemplo, fue una jugada audaz que buscaba proteger la industria estadounidense, pero terminó afectando a sectores clave con aranceles que encarecieron productos esenciales. La política migratoria, aunque diseñada para fortalecer la seguridad nacional, generó tensiones diplomáticas y desafíos humanitarios. En el ámbito interno, su estilo de liderazgo, basado en decisiones rápidas y cambios abruptos, dejó a muchos aliados políticos en constante incertidumbre. Tengo Fe en que el va a enmendar cada paso, dado a que es mas que un Presidente, un Gerente.

El perfeccionismo y la competencia: un doble filo

Trump, en su búsqueda de eficiencia y resultados inmediatos, ha demostrado ser implacable con quienes no cumplen sus expectativas ("¡Estás despedido!"). Su enfoque hipercompetitivo lo llevó a despedir incluso a figuras influyentes como Elon Musk, quien, a pesar de su genialidad, no encajó en la estructura gubernamental por querer mandar de mas. Musk, con su visión futurista y su enfoque disruptivo, choca con la burocracia tradicional, lo que llevó despedir a muchísima gente, ya que en reestructurar reside la clave de todo, remover el pantano, dirian los conspiranóicos. Aunque su perfeccionismo ha sido la clave de su éxito empresarial y personal, en el ámbito político ha generado fricciones y rupturas con aliados estratégicos por no ser diplomatico de carrera.

Elon Musk: más grande que un cargo fugaz

Más allá de su breve paso por el gobierno de Trump, Elon Musk ha redefinido el concepto de innovación en el siglo XXI. Tesla revolucionó la industria automotriz con vehículos eléctricos de alto rendimiento; SpaceX ha transformado la exploración espacial con cohetes reutilizables y confortables; Neuralink busca conectar el cerebro humano con la inteligencia artificial, y con este emprendimiento Musk se acerca a hacer los milagros de Jesus una realidad que se logra por tecnologia y Starlink está llevando internet a zonas remotas del mundo y proximamente, quizas gratis para Venezuela, pais que todavia sigue luchando por salir del yugo de la mediocridad y el atraso. Su capacidad para anticipar el futuro y ejecutar proyectos que parecen imposibles ha convertido a Elon R. Musk en una de las figuras más influyentes de la era moderna. Aunque su origen sudafricano pudo haber sido un obstáculo para el nominarse a Presidente, su impacto global trasciende ya fronteras y gobiernos.

Lo Feo: El estilo Trump vs. la visión Musk

Trump es un líder que no deja indiferente a nadie. Su estilo de comunicación directa y sin filtros ha sido su mayor fortaleza y, a la vez, su mayor desafío. Mientras sus seguidores celebran su franqueza y su capacidad para conectar con el ciudadano común, sus detractores lo ven como un factor de polarización. Su enfoque empresarial, basado en decisiones rápidas y pragmáticas, ha generado confianza en ciertos sectores, pero también incertidumbre en otros. Su capacidad para negociar acuerdos estratégicos y revitalizar la economía es innegable, aunque su método a veces desafía las normas tradicionales de liderazgo.

Por otro lado, Elon Musk representa una visión completamente distinta. Su liderazgo no se basa en la confrontación, sino en la innovación. Musk no solo imagina el futuro, sino que lo construye. Su enfoque es el de un visionario que busca transformar industrias enteras, desde la automotriz hasta la aeroespacial. Mientras Trump se enfoca en la inmediatez de los resultados, Musk apuesta por proyectos a largo plazo que redefinen la manera en que la humanidad interactúa con la tecnología.

Ambos líderes han dejado ya una huella imborrable en la historia, cada uno con su propio enfoque y visión. Mientras Trump ha demostrado ser un estratega político y económico, Musk ha redefinido lo que significa innovar en el siglo XXI.

Lo Horroroso: El peso de la imagen pública

En política, la imagen pública es un arma de doble filo. Donald Trump ha construido su liderazgo sobre una presencia imponente, un estilo de comunicación sin filtros y una capacidad innegable para conectar con las masas. Su enfoque tradicional, basado en la experiencia y el pragmatismo, ha sido clave para consolidar su influencia en el electorado. Sin embargo, la percepción de la edad y el desgaste político pueden jugar en su contra, especialmente en un mundo donde la frescura y la innovación son cada vez más valoradas.

Elon Musk, por otro lado, representa el liderazgo disruptivo. Su imagen está ligada a la tecnología, la exploración espacial y la revolución energética. No es un político convencional, sino un visionario que ha transformado industrias enteras. Su capacidad para anticipar el futuro y ejecutar proyectos que parecían imposibles lo ha convertido en una figura de referencia global. Mientras Trump domina el escenario político con su presencia, Musk lo hace con su visión de un mundo interconectado y tecnológicamente avanzado.

Ambos han dejado una huella imborrable en la historia, cada uno con su propio enfoque y estilo. Pero si hay algo que no se puede ignorar, es que Trump es… bueno, digamos que su presencia es robusta. Es gordo, pues o puej, como decimos los venezolanos. Elon, en cambio, es un símbolo de ternura, positivismo, elegancia, estilo, modernidad, innovación y, por qué no decirlo, estética new age que se refleja en sus carros y sus cohetes.

¿Pero acaso eso define quién debe liderar el futuro?

Dayana Cristina Duzoglou Ledo

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