El socialismo y el comunismo han sido históricamente dos caras de la misma moneda totalitaria. Es importante analizar ambos sistemas sin prejuicios ideológicos y constatar que en la práctica han derivado en opresión, miseria y pérdida de libertades individuales.
Tanto en la Unión Soviética como en Cuba, Venezuela o China, los ideales socialistas y comunistas devinieron en dictaduras donde se han purgado y perseguido a los disidentes. Las promesas de igualdad social acaban siempre en una igualdad en la pobreza y el sometimiento al Estado. Cuando el individuo se subyuga tanto por elecciones fraudulentas como por la fuerza, se pierde ese espacio de libertad personal tan preciado.
Ciertamente, en los países nórdicos ha habido políticas más tendentes hacia la socialdemocracia. Pero son modelos que operan dentro de marcos democráticos liberales, donde se permite la propiedad privada y la libertad de mercado. Más que socialismo real, es capitalismo reformado.
Un ejemplo interesante de social democracia fue Venezuela entre los años de 1953 a 1998. La relativa prosperidad de ese período se debió a un sistema democrático con economía mixta que permitía la iniciativa privada. El posterior giro hacia políticas castristas acabó sumiendo al país en sangre, crisis constante y esclavitud moderna.
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El comunismo en la URSS
El comunismo en la Unión Soviética dejó un legado de opresión, terror y pobreza. Uno de los episodios más terribles fue la colectivización forzosa de la agricultura impuesta por Joseph Stalin, un despiadado dictador que pasó a la historia como uno de los mayores asesinos psicópatas y narcisistas de la humanidad. Stalin, que llegó al poder tras la muerte de Lenin, no dudó en utilizar los métodos más crueles para imponer su voluntad, eliminando a cualquiera que considerase un obstáculo en su camino. Millones de campesinos ucranianos se resistieron a entregar sus cosechas al Estado, por lo que Stalin ordenó confiscar todos los alimentos, condenando a muerte por inanición a cerca de 7 millones de personas durante 1932-33 en lo que se conoció como Holodomor o "muerte por hambruna".
Además, se implementaron brutales purgas a partir de 1936 que provocaron la muerte de alrededor de un millón de personas y el encarcelamiento de muchos millones más, cuya única culpa era oponerse al régimen. Cientos de miles de personas fueron ejecutadas con una simple orden de Stalin. Como bien resalta Ayn Rand, en los países comunistas, el individuo desaparece, quedando solo un conjunto de engranajes, tornillos y tuercas que forman parte de la maquinaria estatal. Cabe resaltar que, la gran mayoría de la población soviética vivía en la más absoluta miseria material. Mientras. los líderes gozaban de todos los lujos, el pueblo hacía interminables colas para conseguir un trozo de pan.
Uno de los proyectos más ambiciosos y absurdos del régimen estalinista fue la construcción del canal mar Blanco-mar Báltico, conocido como el "Canal Stalin", entre 1931 y 1933. Lejos de usar maquinaria moderna, Stalin ordenó construirlo con trabajo manual masivo de prisioneros, muchos de ellos intelectuales encarcelados por el régimen.
Se estima que alrededor de 12 mil presos murieron ahogados, de frío o extenuados durante la construcción. El novelista Aleksandr Solzhenitsyn, confinado en un campo de trabajos forzados, describió el proyecto como la "carretera de huesos del Canal Stalin", por la gran cantidad de muertos. Los prisioneros carecían de ropa o alimentos adecuados para las duras condiciones climáticas.
Además de la tragedia humana, el canal resultó un fracaso en términos ingenieriles y económicos. Su trazado, enteramente manual, no fue el adecuado para la navegación.
El Canal Stalin pasó a la historia no por su utilidad, sino como símbolo de la barbarie comunista, donde el individuo no cuenta, sino sólo la maquinaria colectivista del Estado.
El comunismo en China y Cuba
El comunismo también dejó un rastro de muerte y represión en China. Durante el "Gran Salto Adelante" de Mao en 1958-62, la colectivización forzosa y las cuotas de producción disparatadas provocaron la muerte por hambre de alrededor de 45 millones de personas. La posterior Revolución Cultural de 1966-76 buscaba imponer el culto a Mao y purgar la influencia "capitalista". Se persiguió a intelectuales, académicos y cualquier sospechoso de oposición, encarcelando a millones y ejecutando a cientos de miles.
En 1989, un hecho atroz impactó a todo el mundo. El régimen comunista chino aplastó violentamente las protestas a favor de la democracia en la Plaza de Tiananmén donde murieron cientos de estudiantes.
En Cuba, la dictadura comunista de los hermanos Castro se ha extendido por 64 años, negando toda libertad política y civil. Se han encarcelado a miles de opositores en condiciones infrahumanas y se siguen prohibiendo los medios de comunicación independientes.
La persecución a la disidencia y el control estatal absoluto sobre la economía han sumido al país en el atraso, a pesar de los cuantiosos subsidios otorgados por el régimen venezolano. El PIB per cápita cubano se contrajo un 35% en los primeros años de Castro y el salario mensual promedio de un trabajador no llega a 30 dólares actualmente.
Aquí, algunas cifras económicas y sociales relevantes en el texto sobre China y Cuba:
China (Gran Salto Adelante):
- Producción de cereales cayó en unos 75 millones de toneladas entre 1959-1961.
- Hambruna con aproximadamente 36 millones de muertos.
China (Revolución Cultural):
- Universidades cerradas entre 1966-1970.
- Prohibición de libros "capitalistas".
- Purgados unos 4 millones de "contrarrevolucionarios".
- China (Plaza de Tiananmén):
- Intervención militar en junio de 1989.
- Entre 400 y 800 civiles muertos.
- Aproximadamente 7,000 heridos y 5,000 detenidos.
Cuba (Encarcelamiento político):
- Desde 1963 a 2011, alrededor de 15,000 personas encarceladas políticamente.
- En 2003, 75 condenas a prisión por motivos políticos con penas de hasta 28 años.
Cuba (Economía):
- Contracción de más de 10% desde la desaparición de la Unión Soviética.
- PIB per cápita cubano de $9,000, uno de los más bajos de América.
El socialismo en Venezuela
El PIB per cápita pasó de $3500 en 1970 a $12000 en 1980. Los gobiernos de ese periodo, especialmente bajo Carlos Andrés Pérez, invirtieron en educación, salud e infraestructura. La pobreza se redujo del 50% al 20% y había pleno empleo. Venezuela se consolidó como una de las democracias más sólidas de Latinoamérica.
Sin embargo, con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 se instauró un modelo político y económico de corte comunista (tratando de emular el estalinismo, pero de manera muy caribeña y con grados de corrupción desorbitada) que sumió al país en una profunda crisis. El PIB per cápita se ha contraído a la mitad, cayendo a solo $6000 en 2020. La inflación acumulada entre 2013-2021 superó el 2.000.000%, provocando una aguda escasez de alimentos y medicinas. Se han impusieron controles de cambio y de precios que han destruido la producción nacional y según datos de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) la industria se ha achicado más de 94% en los últimos 10 años.
Esta debacle viene provocando un éxodo masivo de venezolanos. De una población de 30 millones, han emigrado cerca de 8 millones desde 2014. Miles intentan migrar por la peligrosa selva del Darién y caminan hasta México para cruzar a EEUU.
El régimen chavista-madurista también ha encarcelado a cientos de presos políticos incluyendo lideres políticos o simple tuiteros que cometieron el “crimen” de emitir una opinión en redes sociales. Entre 2014-2019 se registraron 15.045 detenciones arbitrarias y actualmente hay 244 presos de conciencia. En 2020, la Corte Internacional Penal admitió investigar posibles crímenes de lesa humanidad.
Hoy, el socialismo “madurismo” sigue la receta de imponer una tiranía esclavista mediante el voto o fraude y también implementa la eliminación de sindicalistas que piden un sueldo apropiado encarcelándolos por 16 años por el solo hecho de querer reivindicar sus derechos laborales.
Conclusión
La historia demuestra sin ambages que socialismo y comunismo son dos caras de la misma moneda totalitaria.
El socialismo, en la gran mayoría de los casos, no es más que una antesala al comunismo, ya que ambos sistemas parten de la premisa equivocada de subyugar al individuo a un supuesto bien común dictado desde el Estado.
Los trágicos experimentos socialistas en la Unión Soviética, China, Corea del Norte, Cuba y más recientemente Venezuela confirman estas apreciaciones. Todos derivaron en la misma resultante opresiva: pérdida absoluta de libertades individuales, eliminación de cualquier disidencia mediante cárcel o purga, y una extendida miseria material disfrazada de “igualdad”.
El individuo, pieza fundamental de cualquier sociedad próspera, es literalmente aplastado por la maquinaria burocrática colectivista. Paradójicamente, estos regímenes socialistas terminan concentrando todo el poder y la riqueza en una pequeña élite gobernante, como ocurrió con la nomenklatura soviética o con la cúpula chavista en Venezuela.
Es hora de aprender de estos errores colectivos, entender que el camino hacia la prosperidad está en liberar las capacidades individuales y no en el sometimiento del ciudadano al Leviatán estatal. La verdadera justicia social no llegará por medio de la coacción sino del trabajo productivo en un marco de auténtica libertad.
"No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio".
Ayn Rand
Por Dayana Cristina Duzoglou
Twitter: dduzoglou
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