“Kailash Satyarthi: Un nobel en defensa de los niños”
Por
Dayana Cristina Duzoglou
Twitter:
@dduzoglou
"Si no es ahora, ¿entonces cuándo? Si
no eres tu ¿entonces quién? Si somos capaces de responder a estas preguntas
fundamentales, entonces tal vez se pueda limpiar la mancha de la esclavitud
humana. La esclavitud infantil es un crimen contra la humanidad en donde la
humanidad misma está en juego. Mucho
trabajo queda todavía por hacer y prometo que
voy a ver el fin del trabajo infantil antes de que culmine mi vida"
Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz
2014
En el año 2008 el mundo occidental despertaba a la
realidad de la esclavitud infantil en la India a través de la excelente
película británica “Slumdog Millionare” o “Quien quiere ser millonario”
ganadora del Oscar. Una de las escenas que quedó grabada en el alma de todos
los que vimos la película es la escena en que los niños son despojados de sus
ojos para convertirlos en mendigos por tan solo un plato de comida en centros
muy lejos de ser orfanatos, administrados por mafias que entrenan y explotan
niños para recaudar limosnas en las calles. La realidad de la esclavitud
infantil en la India no es simplemente un guion para una película, es una
verdad tangible en donde unos 200 mil niños al año son presa de traficantes de
esclavos e inclusive algunas veces, vendidos por sus propios padres para pagar
deudas o poder comer. Las cifras dicen que casi medio millón de niños trabajan
en Nueva Deli, siendo una cuarta parte menores de 14 años. En la India, hay
aproximadamente 12.6 millones de niños trabajando subempleados en sectores peligrosos
como la minería o en fábricas de fuegos artificiales corriendo grandes riesgos y
se estima que 60 millones de niños en la India, realizan trabajos forzados.
En 1980, Kailash
Satyarthi, un ingeniero eléctrico oriundo de Vidisha, renuncia a su trabajo
para dedicarse a defender a los niños de la explotación laboral o especie de esclavitud
moderna en donde se lucha contra enemigos
muy poderosos ya que muchas
transnacionales en la India emplean menores de edad para abaratar costos. A
principios de los 80, Kailash Satyarthi fundó el periódico “La lucha debe
continuar” para divulgar historias sobre la explotación infantil. Un día llegó
a su periódico un anciano que le alertó sobre la existencia de una fábrica de
ladrillos en donde todos los empleados eran niños que ni siquiera veían la luz
del día por lo que Satyarthi decide pasar de una lucha pasiva a una lucha más
activa ubicando y rescatando a los niños víctimas de explotación y dándoles
luego un mejor futuro. En 1983 Satyarthi funda la ONG “Bachpan Bachao Andolan” (Movimiento para salvar la infancia Global) y
en 1998 lidera una marcha de 80.000 kilómetros por 5 continentes, manifestación civil contra el trabajo
infantil que contó con la participación de 7.2 millones de personas y cuyo fin
era despertar la conciencia mundial sobre la violación de derechos humanos de
los niños en el mundo. Surge en ese
momento la ONG “Marcha Global contra el Trabajo Infantil” organización que tiene tres trincheras de
lucha. Primero, llevar a cabo redadas en fábricas y talleres donde se emplea
mano de obra infantil, segundo, ayudar a muchas familias monetariamente para
que paguen deudas y no tener que poner a sus niños a trabajar y en tercer
lugar, una vez liberados los niños de la esclavitud, la ONG “Marcha Global” diseñó
un modelo exitoso de educación y rehabilitación para darle una mejor vida a
todos los niños abusados y liberados de la explotación.
La lucha de Kailash Satyarthi no ha sido una lucha fácil pero
ha sido sumamente gratificante porque ha liberado a más de 80 mil niños de la
esclavitud infantil. Siguiendo el camino de Gandhi, ha organizado numerosas
protestas pacíficas en defensa de los niños, quienes dice Satyarthi, “son
demasiado pequeños para defenderse por ellos mismos ya que a veces son niños
pequeños de seis o siete años, obligados a trabajar 14 horas al día sin
interrupciones, sin pausa, sin días para descansar. Si lloran por sus padres,
son golpeados sin piedad, a veces colgados en árboles y normalmente quemados
con cigarrillos”.
En 1994 Kailash Satyarthi inicia un programa llamado “etiqueta
rugmark” o “marca de alfombras” como un certificado para las alfombras que legitima
que las alfombras fueron elaboradas sin explotar niños en el proceso de su
fabricación.
Junto a la joven pakistaní Malala, recibe este año 2014
el Premio Nobel de la Paz y expresa que “aunará esfuerzos y se reunirá con
Malala” para buscar la paz entre la India y Pakistán, ya que en palabras de
Satyarthi “los niños tienen además del
derecho a la educación y a no ser explotados como esclavos, el inalienable
derecho a la paz”
Kailash Satyarthi cree en el ejemplo de Gandhi, en la
lucha pacífica con fines liberadores. Piensa que la explotación infantil es un
tema de derechos humanos, no un asunto de beneficencia o causa social que
dependa de una política gubernamental.
Satyarthi establece que el trabajo infantil es el perpetuador de la
pobreza, del desempleo, del analfabetismo, de la explotación demográfica y de
muchos otros males de la sociedad.
Además del Premio Nobel de la paz, Satyarthi ha sido
galardonado con importantes premios como el Premio Robert F. Kennedy de
Derechos Humanos (1995), Premio Libertad (2006), Premio Defensores de la
Democracia (2009) y ha sido reconocido en la lista de "Héroes que actúan
para terminar con la esclavitud moderna" del Departamento de Estado de los
Estados Unidos.
Satyarthi dice que el Nobel “honra a todos aquellos niños
que todavía sufren del tráfico y la esclavitud y expresa: "Soy muy
optimista al respecto porque he visto el viaje. He visto el cambio en las
últimas tres décadas, cómo el trabajo infantil se ha convertido en un tema
relevante, como hay nuevas leyes en India y en el mundo y como las empresas se
están haciendo más responsables"
Más que merecido el Nobel de la Paz para este hombre que
demuestra mediante la acción, que un mundo diferente es posible, un mundo donde
reine la sonrisa de los niños que un futuro serán constructores de paz,
progreso y bienestar sin jamás amenazar la felicidad que tienen como derecho
los infantes del mundo.
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