"Los países que innovan inspiran a sus ciudadanos a perseguir sueños antes imposibles. Innovar es sembrar las semillas del conocimiento que harán prosperar a las futuras generaciones."
En el complejo escenario de los avances tecnológicos y las
transformaciones globales, Latinoamérica enfrenta un desafío de envergadura:
emular la innovación de naciones líderes que han logrado esculpir un futuro
prometedor. En medio de las noticias que capturan la atención, como el inicio
de ensayos en humanos de Neuralink, automóviles voladores o la perspectiva de la asombrosa tecnología
6G, existe un contraste evidente con el retraso latinoamericano.
También, es relevante observar que mientras países como Taiwán, que han abrazado la democracia digital como sistema político avanzado, reflejan con claridad la velocidad con la que la innovación puede redefinir el panorama político y económico, Latinoamérica, rica en recursos naturales, se encuentra inmersa en constantes crisis derivadas de sistemas arcaicos que obstaculizan su progreso.
Países como Venezuela, encasillados en temas de hace 50 años sobre si la empresa petrolera debe ser privada o pública, debería estar debatiendo sobre como insertarse al Siglo XXI desarrollando proyectos educativos, tecnológicos y económicos como, por ejemplo, los que se llevan a cabo en Corea del Sur, donde algo tan asombroso como el K-pop, genera el 1,7% del PIB surcoreano y otros proyectos industriales de tecnologías de punta aportan 32,4% del PIB empleando el 25% de la fuerza laboral.
La urgencia de emular a las naciones líderes en innovación
se torna imperante, pues el desarrollo de la región latinoamericana dependerá
en gran medida de su capacidad para reinventarse en un siglo que promete una
realidad radicalmente diferente a lo vivido en el Siglo XX y lo que va del XXI.
La cuestión primordial que se plantea es si Latinoamérica puede tomar como referentes a naciones exitosas líderes en innovación, países que destacan por su capacidad de desarrollo en tecnología, salud, educación y cultura, como lo respalda el Índice Mundial de Innovación. Suiza lidera la lista global, seguida de Estados Unidos y Suecia. En contraste, el país latinoamericano mejor ubicado en el índice (Chile) se encuentra en el puesto 54, con el resto de la región por debajo del puesto 60.
Las brechas son evidentes, pero ¿cuáles son los factores que las explican considerando que Latinoamérica es una región rica en recursos naturales? ¿Qué lecciones pueden extraer los países latinoamericanos de las experiencias exitosas de otras naciones? ¿Qué desafíos y oportunidades se presentan para fomentar la innovación en esta región? En este análisis, trato de responder a esas importantes interrogantes.
Brechas en innovación: explorando las diferencias y desafíos
Latinoamérica enfrenta brechas significativas en innovación frente a las naciones líderes. Estas disparidades se manifiestan de diversas maneras, con impactos profundos en el desarrollo y la prosperidad de la región. A continuación, las principales brechas y desafíos que obstaculizan el avance tecnológico y la innovación en Latinoamérica:
Brechas y desafíos en innovación en Latinoamérica
Brechas y desafíos |
Descripción |
Inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) Insuficiente |
La inversión en I+D en Latinoamérica es solo el 0.7% del PIB, frente al 4.3% de Israel y el 3.2% de Corea del Sur. |
Reticencia del Sector Privado |
El sector privado en Latinoamérica muestra reticencia a invertir en innovación y tecnología. |
Factores Culturales y Riesgo Empresarial |
La aversión al riesgo empresarial y factores culturales como la resistencia al cambio que limita la creación de nuevas empresas tecnológicas. |
Protección de la Propiedad Intelectual |
Falta de regulaciones efectivas y carencia de sistemas de protección de propiedad intelectual. |
Rezagos en Educación STEM ((ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) |
Persisten rezagos en la promoción de competencias STEM y el fomento del pensamiento crítico. |
¿Qué lecciones puede aprender Latinoamérica de los países más innovadores del mundo?
Al observar a los países más innovadores del mundo, se pueden extraer lecciones valiosas para el desarrollo tecnológico en Latinoamérica.
Corea del Sur, por ejemplo, destaca por su planificación estratégica sostenida y el compromiso gubernamental con la inversión en startups tecnológicas. Además, la colaboración efectiva entre el gobierno y el sector financiero ha sido un pilar fundamental para su éxito, generando un ecosistema de apoyo con programas de préstamos que han revitalizado la economía.
Por su parte, Israel, una nación que ha hecho florecer el desierto, ofrece una lección esencial: la importancia de forjar vínculos sólidos entre empresas y académicos. El enfoque en la colaboración entre el mundo académico y empresarial, ha impulsado la investigación y el desarrollo de tecnologías de punta.
Finalmente, Japón, con su enfoque en la automatización y la adopción de tecnología en la industria manufacturera, demuestra cómo la innovación puede transformar sectores tradicionales.
Estos países no solo enfatizan la importancia de la inversión y la planificación estratégica, sino que también resaltan la colaboración entre sectores, la inversión en educación y la adaptación constante a las tendencias tecnológicas globales. Estas medidas son esenciales para Latinoamérica, región que debe avanzar de manera inmediata en forjar un futuro más próspero, libre, moderno y tecnológico.
Desafíos y oportunidades: el camino hacia la innovación en Latinoamérica
Para superar las brechas en innovación, América Latina debe aprovechar sus fortalezas: la gran biodiversidad y riqueza en recursos naturales como el petróleo, gas, minerales y recursos marítimos, así como su población joven y ubicación estratégica. Sin embargo, enfrenta desafíos clave como:
Mayor inversión en I+D: Es fundamental aumentar la inversión pública y privada en investigación y desarrollo, que actualmente es muy baja en comparación con otras regiones del mundo. Esto implica ofrecer incentivos fiscales y programas de financiamiento para proyectos innovadores, así como mejorar la calidad y el impacto de la investigación.
Simplificación de la creación de empresas de base tecnológica: Es necesario agilizar los procedimientos para establecer empresas tecnológicas, reduciendo costos y riesgos mediante reformas legales y administrativas.
Transformación educativa: La educación es clave y debe adaptarse a las demandas del siglo XXI, promoviendo el desarrollo de competencias digitales, el pensamiento crítico y la formación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) desde las primeras etapas. Esto implica mejorar la calidad y la equidad de la educación, así como fomentar la vinculación entre el sistema educativo y el sector productivo.
Sectores estratégicos para la innovación: La innovación puede impulsar sectores estratégicos como energías renovables, agricultura sostenible, biomédica y tecnologías limpias, generando crecimiento y resolviendo problemas sociales y ambientales.
Alianzas internacionales: Colaborar con centros de excelencia y crear alianzas internacionales, fortalecería la capacidad de innovación, atrayendo inversión y talento extranjero.
Superación del Socialismo: El socialismo es una ideología que ha demostrado ser un fracaso histórico, que solo genera retraso, corrupción, pobreza y dependencia. El socialismo es un ancla mohosa que impide el avance de Latinoamérica hacia el futuro, al fomentar el populismo, el autoritarismo y el aislamiento. Se requiere, entonces, una renovación política que promueva la democracia verdadera y el libre mercado.
¿Está Latinoamérica realmente preparada para dar el salto?
La pregunta de si Latinoamérica está realmente preparada para dar el salto hacia la innovación y el progreso no tiene una respuesta sencilla. Depende de muchos factores, tanto internos como externos, que pueden variar según el contexto.
Latinoamérica debe, sobre todo, enfrentar sus debilidades estructurales, como la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la violencia y la inestabilidad política. Solo así podrá construir un futuro más próspero y justo para sus habitantes, teniendo siempre presente que la innovación genera economías dinámicas con nuevos modelos de negocios que ayudan a mejorar exponencial y aceleradamente el bienestar general de los ciudadanos.
El camino está trazado, y el futuro de la región depende en gran parte de la voluntad de tomar medidas audaces y comprometerse con un cambio transformador. El llamado a la acción y a la reestructuración profunda es claro: es hora de que Latinoamérica escriba su propia historia de éxito en el mundo de la innovación.
Dayana Cristina Duzoglou Ledo
Twitter X: dduzoglou
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