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martes, 6 de octubre de 2015

“Kailash Satyarthi: Un nobel en defensa de los niños”



“Kailash Satyarthi: Un nobel en defensa de los niños”




Por Dayana Cristina Duzoglou




Twitter: @dduzoglou




"Si no es ahora, ¿entonces cuándo? Si no eres tu ¿entonces quién? Si somos capaces de responder a estas preguntas fundamentales, entonces tal vez se pueda limpiar la mancha de la esclavitud humana. La esclavitud infantil es un crimen contra la humanidad en donde la humanidad misma está en juego.  Mucho trabajo queda todavía por hacer y prometo que  voy a ver el fin del trabajo infantil antes de que culmine mi vida"
Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz 2014


En el año 2008 el mundo occidental despertaba a la realidad de la esclavitud infantil en la India a través de la excelente película británica “Slumdog Millionare” o “Quien quiere ser millonario” ganadora del Oscar. Una de las escenas que quedó grabada en el alma de todos los que vimos la película es la escena en que los niños son despojados de sus ojos para convertirlos en mendigos por tan solo un plato de comida en centros muy lejos de ser orfanatos, administrados por mafias que entrenan y explotan niños para recaudar limosnas en las calles. La realidad de la esclavitud infantil en la India no es simplemente un guion para una película, es una verdad tangible en donde unos 200 mil niños al año son presa de traficantes de esclavos e inclusive algunas veces, vendidos por sus propios padres para pagar deudas o poder comer. Las cifras dicen que casi medio millón de niños trabajan en Nueva Deli, siendo una cuarta parte menores de 14 años. En la India, hay aproximadamente 12.6 millones de niños trabajando subempleados en sectores peligrosos como la minería o en fábricas de fuegos artificiales corriendo grandes riesgos y se estima que 60 millones de niños en la India, realizan trabajos forzados.

En 1980, Kailash Satyarthi, un ingeniero eléctrico oriundo de Vidisha, renuncia a su trabajo para dedicarse a defender a los niños de la explotación laboral o especie de esclavitud moderna en donde  se lucha contra enemigos muy  poderosos ya que muchas transnacionales en la India emplean menores de edad para abaratar costos. A principios de los 80, Kailash Satyarthi fundó el periódico “La lucha debe continuar” para divulgar historias sobre la explotación infantil. Un día llegó a su periódico un anciano que le alertó sobre la existencia de una fábrica de ladrillos en donde todos los empleados eran niños que ni siquiera veían la luz del día por lo que Satyarthi decide pasar de una lucha pasiva a una lucha más activa ubicando y rescatando a los niños víctimas de explotación y dándoles luego un mejor futuro. En 1983 Satyarthi funda la ONG “Bachpan Bachao Andolan”  (Movimiento para salvar la infancia Global) y en 1998 lidera una marcha de 80.000 kilómetros por 5 continentes,  manifestación civil contra el trabajo infantil que contó con la participación de 7.2 millones de personas y cuyo fin era despertar la conciencia mundial sobre la violación de derechos humanos de los niños en el mundo.  Surge en ese momento la ONG “Marcha Global contra el Trabajo Infantil”  organización que tiene tres trincheras de lucha. Primero, llevar a cabo redadas en fábricas y talleres donde se emplea mano de obra infantil, segundo, ayudar a muchas familias monetariamente para que paguen deudas y no tener que poner a sus niños a trabajar y en tercer lugar, una vez liberados los niños de la esclavitud, la ONG “Marcha Global” diseñó un modelo exitoso de educación y rehabilitación para darle una mejor vida a todos los niños abusados y liberados de la explotación.

La lucha de Kailash Satyarthi no ha sido una lucha fácil pero ha sido sumamente gratificante porque ha liberado a más de 80 mil niños de la esclavitud infantil. Siguiendo el camino de Gandhi, ha organizado numerosas protestas pacíficas en defensa de los niños, quienes dice Satyarthi, “son demasiado pequeños para defenderse por ellos mismos ya que a veces son niños pequeños de seis o siete años, obligados a trabajar 14 horas al día sin interrupciones, sin pausa, sin días para descansar. Si lloran por sus padres, son golpeados sin piedad, a veces colgados en árboles y normalmente quemados con cigarrillos”.

En 1994 Kailash Satyarthi inicia un programa llamado “etiqueta rugmark” o “marca de alfombras” como un certificado para las alfombras que legitima que las alfombras fueron elaboradas sin explotar niños en el proceso de su fabricación.

Junto a la joven pakistaní Malala, recibe este año 2014 el Premio Nobel de la Paz y expresa que “aunará esfuerzos y se reunirá con Malala” para buscar la paz entre la India y Pakistán, ya que en palabras de Satyarthi  “los niños tienen además del derecho a la educación y a no ser explotados como esclavos, el inalienable derecho a la paz”

Kailash Satyarthi cree en el ejemplo de Gandhi, en la lucha pacífica con fines liberadores. Piensa que la explotación infantil es un tema de derechos humanos, no un asunto de beneficencia o causa social que dependa de una política gubernamental.  Satyarthi establece que el trabajo infantil es el perpetuador de la pobreza, del desempleo, del analfabetismo, de la explotación demográfica y de muchos otros males de la sociedad. 

Además del Premio Nobel de la paz, Satyarthi ha sido galardonado con importantes premios como el Premio Robert F. Kennedy de Derechos Humanos (1995), Premio Libertad (2006), Premio Defensores de la Democracia (2009) y ha sido reconocido en la lista de "Héroes que actúan para terminar con la esclavitud moderna" del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Satyarthi dice que el Nobel “honra a todos aquellos niños que todavía sufren del tráfico y la esclavitud y expresa: "Soy muy optimista al respecto porque he visto el viaje. He visto el cambio en las últimas tres décadas, cómo el trabajo infantil se ha convertido en un tema relevante, como hay nuevas leyes en India y en el mundo y como las empresas se están haciendo más responsables"

Más que merecido el Nobel de la Paz para este hombre que demuestra mediante la acción, que un mundo diferente es posible, un mundo donde reine la sonrisa de los niños que un futuro serán constructores de paz, progreso y bienestar sin jamás amenazar la felicidad que tienen como derecho los infantes del mundo.

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