miércoles, 3 de julio de 2024

El Futuro es Global: Por Qué Necesitamos Superar la Retórica de la Ultraderecha

 

 


En un mundo donde un mensaje en redes sociales puede desencadenar una crisis internacional y un smartphone chino compite con gigantes tecnológicos a una fracción del costo, nos encontramos en una encrucijada histórica. La globalización, esa fuerza imparable que ha redefinido nuestras vidas, enfrenta su mayor desafío: la creciente amenaza de la ultraderecha.

El Panorama Global: Logros y Amenazas

El comercio internacional, que hoy representa el 60% del PIB mundial —un salto impresionante del 39% desde 1990— ha sido el motor de un progreso sin precedentes. Más de 2 mil millones de personas han escapado de las garras de la pobreza extrema en las últimas tres décadas, gracias en gran parte a la apertura económica y al intercambio global de conocimientos.

Sin embargo, en medio de este avance, surge una fuerza regresiva. La ultraderecha, un movimiento que va más allá del conservadurismo tradicional, promueve ideas peligrosamente cercanas al neonazismo y la xenofobia. En Alemania, el partido AfD está bajo vigilancia por tendencias extremistas, mientras que, en Estados Unidos, el FBI identifica el supremacismo blanco y a #BlackLivesMatter como la principal amenaza subversiva interna.

La Globalización: Más que Números

La globalización no es solo una estadística económica; es una disrupción multifacética que redefine lo posible:

  • En economía, ha creado un mercado verdaderamente global. Un artesano peruano puede vender sus creaciones directamente a un coleccionista en Tokio, una realidad impensable hace una generación.
  • En tecnología, ha democratizado el acceso a la innovación. Los smartphones chinos compiten con Apple y Samsung a una fracción del costo, impulsando una carrera de innovación que beneficia a todos.
  • Culturalmente, ha enriquecido nuestras vidas de formas inimaginables. Disfrutamos de K-pop surcoreano, series nórdicas en streaming, y fusiones culinarias que mezclan sabores de todos los continentes.
  • En educación y ciencia, ha derribado barreras. Estudiantes acceden a cursos de universidades de élite desde cualquier rincón del planeta, mientras científicos colaboran globalmente para enfrentar desafíos como el cambio climático y las pandemias.
  • En salud, ha acelerado avances críticos. La respuesta global al COVID-19, con el desarrollo de vacunas en tiempo récord, ejemplifica el poder de la cooperación internacional.
  • En derechos humanos, ha amplificado voces antes silenciadas. Movimientos como #MeToo se han convertido en fenómenos globales, catalizando cambios en múltiples sociedades simultáneamente.

La Falacia del Aislacionismo

Frente a estos avances, la ultraderecha propone un retroceso peligroso. Su discurso anti-globalización pinta un cuadro distorsionado, presentando la interconexión global como una amenaza a la identidad nacional y la seguridad económica. Explotan el miedo a lo desconocido y la nostalgia por un pasado idealizado que nunca existió.

Esta retórica no solo nos divide como ciudadanos del mundo que somos; es potencialmente devastadora, ya que explota las diferencias centradas en un resentimiento que ya no tiene cabida. Los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo, como hemos visto y experimentado, no respetan fronteras nacionales ni continentales. Ninguno de estos desafíos o problemas puede ser resuelto por naciones actuando en solitario, así quieran ahora marcar una diferencia entre el norte y el sur global.

Hacia un Futuro Global Equitativo

Es cierto que la globalización presenta desafíos y es algo que quienes creemos en ella estamos conscientes. La desigualdad económica, la pérdida de empleos en ciertos sectores y las preocupaciones ambientales son problemas reales que requieren soluciones. Pero la respuesta no es cerrarnos al mundo, sino trabajar juntos para crear un sistema global más equitativo, próspero, seguro y sostenible.

Tratemos de soñar con un futuro donde la innovación se acelere gracias a la colaboración sin fronteras, donde equipos diversos (Estados y empresas multinacionales) generen soluciones a problemas globales, donde la riqueza cultural de todas las naciones enriquezca nuestras vidas diarias sin entrar en conflicto como ya pasa en una ciudad como Londres. Ese futuro es posible si rechazamos el miedo y la división, y abrazamos nuestra humanidad compartida con leyes internacionales claras y eficientes en donde una nueva ONU y los cascos azules puedan realmente ser eficientes en países donde haya conflictos largos y difíciles de resolver por la vía de la negociación.

Conclusión: Nuestro Destino Compartido

El astronauta Sultan bin Salman Al Saud, tras ver la Tierra desde el espacio, reflexionó: "El primer día todos señalábamos nuestros países. Al tercer o cuarto día, nuestros continentes. Al quinto día, todos éramos conscientes de una sola Tierra". Esta perspectiva es más crucial que nunca.

El llamado es claro: debemos ser ciudadanos del mundo, arraigados en nuestras culturas, pero abiertos al vasto potencial de un planeta interconectado. La globalización no es una amenaza a temer, sino una herramienta para forjar un futuro mejor.

El futuro es global. Es diverso. Es colaborativo. Y es nuestro para construirlo. La pregunta no es si podemos detener la globalización, sino cómo aprovechar sus beneficios mientras enfrentamos sus desafíos. La respuesta no está en muros o fronteras, sino en puentes y conexiones.

Estamos en un punto de inflexión histórico. Podemos sucumbir al miedo y la división promovidos por la ultraderecha, o podemos abrazar nuestra diversidad como nuestra mayor fortaleza. Podemos retroceder a un pasado idealizado que nunca existió, o avanzar juntos hacia un futuro de posibilidades ilimitadas.

El momento de actuar es ahora. Superemos los prejuicios, abracemos nuestra humanidad compartida y trabajemos unidos para forjar un mundo más justo, próspero y sostenible. Porque en un mundo verdaderamente global, el progreso de uno es el progreso de todos.

 

X:  @dduzoglou

Email y PayPal:   dduzoglou@gmail.com

PayPal si deseas contribuir con mi investigación:  dduzoglou@gmail.com

The Future is Global: Why We Need to Overcome the Rhetoric of the Far Right

 

In a world where a social media message can trigger an international crisis and a Chinese smartphone competes with tech giants at a fraction of the cost, we find ourselves at a historical crossroads. Globalization, that unstoppable force that has redefined our lives, faces its greatest challenge: the growing threat of the far right.

The Global Landscape: Achievements and Threats

International trade, which today represents 60% of the world’s GDP — an impressive jump from 39% in 1990 — has been the engine of unprecedented progress. More than 2 billion people have escaped the clutches of extreme poverty in the last three decades, thanks largely to economic openness and the global exchange of knowledge.

However, amid this progress, a regressive force emerges. The far right, a movement that goes beyond traditional conservatism, promotes ideas dangerously close to neo-Nazism and xenophobia. In Germany, the AfD party is under surveillance for extremist tendencies, while in the United States, the FBI identifies white supremacy and #BlackLivesMatter as the main subversive internal threats.

Globalization: More than Numbers

Globalization is not just an economic statistic; it is a multifaceted disruption that redefines what is possible:

 

  •     In economics, it has created a truly global market. A Peruvian artisan can sell their creations directly to a collector in Tokyo, a reality unimaginable a generation ago.
  •     In technology, it has democratized access to innovation. Chinese smartphones compete with Apple and Samsung at a fraction of the cost, driving an innovation race that benefits everyone.
  •     Culturally, it has enriched our lives in unimaginable ways. We enjoy South Korean K-pop, Nordic series on streaming platforms and culinary fusions that mix flavors from all continents.
  •     In education and science, it has broken down barriers. Students access courses from elite universities from any corner of the planet, while scientists collaborate globally to tackle challenges like climate change and pandemics.
  •     In health, it has accelerated critical advances. The global response to COVID-19, with the development of vaccines in record time, exemplifies the power of international cooperation.
  •     In human rights, it has amplified previously silenced voices. Movements, like #MeToo, have become global phenomena, catalyzing change in multiple societies simultaneously.

The Fallacy of Isolationism

In the face of these advances, the far right proposes a dangerous regression. Its anti-globalization rhetoric paints a distorted picture, presenting global interconnectedness as a threat to national identity and economic security. They exploit the fear of the unknown and nostalgia for an idealized past that never existed.

This rhetoric, not only divides us as citizens of the world but is potentially devastating as it exploits differences based on resentment that no longer has a place. The most pressing challenges of our time, as we have seen and experienced, do not respect national or continental borders. None of these challenges or problems can be solved by nations acting alone, no matter how much they want to differentiate between the Global North and the Global South.

Toward an Equitable Global Future

Globalization, indeed, presents challenges, and those of us who believe in it are aware of this. Economic inequality, job losses in certain sectors, and environmental concerns are real problems that require solutions. But the answer is not to close ourselves off from the world, but to work together to create a more equitable, prosperous, safe, and sustainable global system.

Let's dream of a future where innovation accelerates thanks to borderless collaboration, where diverse teams (states and multinational companies) generate solutions to global problems, and where the cultural richness of all nations enriches our daily lives without conflict, as already happens in a city like London. This future is possible if we reject fear and division and embrace our shared humanity with clear and efficient international laws where a new UN and peacekeepers can truly be effective in countries with long and difficult conflicts to resolve through negotiation.

Conclusion: Our Shared Destiny

 Astronaut, Sultan bin Salman Al Saud, after seeing Earth from space, reflected: "The first day we all pointed to our countries. By the third or fourth day, to our continents. By the fifth day, we were aware of only one Earth." This perspective is more crucial than ever.

The call is clear: we must be citizens of the world, rooted in our cultures, but open to the vast potential of an interconnected planet. Globalization is not a threat to be feared, but a tool to forge a better future.

The future is global. It is diverse. It is collaborative. And it is ours to build. The question is not whether we can stop globalization, but how to harness its benefits while addressing its challenges. The answer lies not in walls or borders but in bridges and connections. We are at a historic turning point. We can succumb to the fear and division promoted by the far right, or we can embrace our diversity as our greatest strength. Furthermore, we can retreat to an idealized past that never existed, or move together toward a future of unlimited possibilities.

The time to act is now. Let's overcome prejudices, embrace our shared humanity, and work together to forge a more just, prosperous, and sustainable world. Because in a truly global world, the progress of one is the progress of all.

 

X: @dduzoglou

Email @ PayPal: dduzoglou@gmail.com

PayPal: If you want to contribute to my research and investigation, dduzoglou@gmail.com my PayPal