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sábado, 28 de octubre de 2023

Cisnes negros: ¿la nueva normalidad? Los fenómenos impredecibles que estremecen al mundo

 

"Nuestro destino se encuentra en un constante estado de reinvención, impulsado por la marea impredecible de los cisnes negros, donde las crisis no son meras excepciones, sino las escaleras hacia la evolución"

 

En la actualidad, el mundo se sumerge en un abismo de inestabilidad, incertidumbre y una volatilidad sin precedentes. Los últimos años han sido testigos de la proliferación de eventos inesperados, eventos cuyo impacto cuestiona nuestra capacidad de prever y comprender el futuro. Estos eventos, conocidos como "cisnes negros," un término acuñado por el renombrado autor Nassim Nicholas Taleb, representan sucesos altamente improbables e impredecibles, pero que, cuando ocurren, desencadenan consecuencias de gran alcance.

Taleb describe a los "cisnes negros" como eventos que yacen más allá de nuestro horizonte de expectativas, desafiando nuestra capacidad incluso para imaginarlos. Estos eventos sorpresa abarcan desde crisis económicas inesperadas hasta situaciones como la pandemia del COVID-19, el conflicto entre Rusia y Ucrania, o el enfrentamiento entre Israel y Hamas.

Cada vez más expertos coinciden en que vivimos en la era de los cisnes negros. En la última década, hemos sido testigos de una sucesión de acontecimientos disruptivos a nivel global, desde la Primavera Árabe hasta el Brexit, pasando por desastres naturales como tsunamis y huracanes de magnitudes inusitadas. Como bien advierte Yuval Noah Harari, "la humanidad se enfrenta a desafíos inmensos, completamente nuevos e impredecibles" ante esta avalancha de lo inesperado (Harari, 2018).

Pero, ¿significa esto que los cisnes negros se han convertido en la nueva normalidad? ¿Estamos condenados a un futuro caracterizado por crisis constantes e imposibles de anticipar? Aquí trato de explorar en profundidad esta interrogante.

 

Definición de cisnes negros y su impredecibilidad

El concepto de "cisne negro" fue acuñado por el pensador libanés-estadounidense Nassim Nicholas Taleb para referirse a eventos extremadamente raros e impredecibles, que tienen un impacto descomunal. Como explica Taleb, "se caracterizan por ser totalmente inesperados, fuera del reino de las regularidades. Nos hacemos conscientes de su posibilidad solo después de que ocurren" (Taleb, 2007).

Los cisnes negros se consideran sucesos estadísticamente improbables, incluso se les llega a considerar imposibles antes de que ocurran. Pero una vez que aparecen, su efecto es tan profundo que obliga a reescribir las teorías, modelos y paradigmas existentes. Algunos ejemplos históricos de cisnes negros son el surgimiento de internet, la caída del Muro de Berlín y los ataques del 9/11.

Aunque no existen estadísticas precisas, diversos análisis señalan que estos eventos extremos y disruptivos han incrementado su frecuencia en las últimas décadas. Factores como la integración global, la innovación tecnológica acelerada y el cambio climático explican en parte este aparente aumento en la aparición de cisnes negros.

Su creciente impredecibilidad genera gran volatilidad social, política y económica. Frente a este panorama, ningún ámbito queda inmune al impacto de anomalías cada vez más frecuentes en un mundo intrínsecamente propenso a la disrupción.

Ejemplos recientes de cisnes negros

En los últimos tiempos, el mundo ha presenciado varios sucesos que califican como cisnes negros debido a su carácter inesperado y sus consecuencias de gran alcance. Por ejemplo, nadie predijo la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU en el 2016, un evento que sacudió el panorama político. Otro cisne negro reciente fue la guerra en Ucrania iniciada por Rusia en 2022, un conflicto imprevisto que desestabilizó el orden geopolítico.

También podemos mencionar eventos meteorológicos extremos exacerbados por el cambio climático, como olas de calor, incendios, huracanes e inundaciones catastróficas que han azotado distintas regiones en años recientes. Asimismo, varios colapsos financieros, como la crisis de las hipotecas subprime en 2008 y la quiebra de Lehman Brothers, sacudieron al sistema económico de manera imprevista.

Estos y otros sucesos muestran cómo los cisnes negros se han vuelto más recurrentes, generando gran volatilidad e incertidumbre en el mundo actual. Sus efectos pueden observarse en múltiples ámbitos, desde la geopolítica y la economía, hasta la sociedad y el medio ambiente.

La proliferación de cisnes negros: síntoma de un mundo en constante disrupción

La creciente frecuencia de eventos altamente improbables e impredecibles no es casual; refleja un cambio fundamental en las dinámicas del mundo moderno. Varios factores explican esta tendencia. La globalización acelerada aumenta la exposición a perturbaciones locales que se propagan a nivel global. En 1970, el comercio internacional representaba el 7% del PIB mundial; en 2018, superó el 30% (Banco Mundial). Además, la política se ha vuelto impredecible con líderes y movimientos disruptivos que aprovechan la polarización.

Hay que considerar también, la continua innovación tecnológica la cual provoca cambios sociales repentinos e irreversibles. En 1994, no había teléfonos inteligentes; en 2021, había unos 6,500 millones (BankMyCell).

Estos factores configuran una era de disrupción constante, donde la volatilidad y la inestabilidad son la norma. Frente a este panorama, la economía global, la geopolítica, las finanzas, la tecnología y la sociedad enfrentan la posibilidad de ser trastocados abruptamente por eventos impredecibles.

Impacto y consecuencias de los cisnes negros: estragos a nivel sistémico

La irrupción de sucesos improbables por definición tiene el efecto de un meteorito impactando sobre las estructuras establecidas. Los cisnes negros provocan ondas de choque que se propagan caóticamente, vulnerando los cimientos mismos de la realidad previa.

Sus estragos se dejan sentir con fuerza demoledora en múltiples ámbitos y ningún sistema resulta inmune a las sacudidas sísmicas de aquello que se creía imposible.

Más allá de sus costos materiales, los cisnes negros provocan un daño invisible pero profundo al sembrar la incertidumbre y la sensación de fragilidad e imprevisibilidad absoluta. Sociedades enteras sufren una suerte de colapso nervioso colectivo.

Se genera angustia ante un futuro que ha perdido toda lógica y, sin capacidad de pronosticar ni controlar su entorno, la humanidad sufre una regresión evolutiva hacia un estado de extrema vulnerabilidad, equivalente al de nuestros ancestros premodernos.

Ante este mundo convulso, sacudido por sorpresas que subvierten toda lógica, la humanidad requiere mutar para sobrevivir. Es imperante desarrollar la capacidad colectiva de adaptarnos ágilmente y absorber los embates de lo inesperado. Esto se podría lograr asumiendo con lucidez los límites de nuestra capacidad predictiva y de control. El objetivo no puede ser pronosticar lo impronosticable, sino más bien desarrollar un estado mental de apertura permanente ante infinitas posibilidades, afinando al máximo la facultad de responder creativamente sobre la marcha, como los virtuosos del jazz.

Es crucial dejar atrás la obsoleta lógica de cadena causal linear para evolucionar hacia un pensamiento sistémico, holístico y multidimensional. En lugar de relaciones simples de causa-efecto, debemos cartografiar la compleja red de interacciones entre múltiples variables. Asimismo, la prospectiva y la imaginación de escenarios múltiples serán claves para reducir la turbulencia del porvenir.

El rol de la tecnología e inteligencia artificial en la predicción de cisnes negros: identificando señales débiles

Si bien los cisnes negros son por definición impredecibles, algunas innovaciones tecnológicas pueden ampliar modestamente el horizonte de eventos posibles y ayudar a identificar señales débiles y sutiles de perturbaciones por venir.

Por ejemplo, mediante machine learning, los sistemas de IA pueden detectar patrones anómalos en enormes volúmenes de datos en tiempo real. El análisis de redes sociales permite mapear cambios tempranos en las actitudes colectivas. Y la computación cuántica abre la puerta para modelar la complejidad del mundo real de modo más preciso.

Asimismo, en países como China el uso extensivo de la vigilancia digital y el control social busca crear modelos predictivos del comportamiento humano para anticipar desde crímenes hasta radicalización política. Si bien esto genera grandes riesgos éticos, demuestra el potencial de estas tecnologías.

Claro está que ningún sistema puede aspirar a predecir cisnes negros en sí mismos, dados los límites epistemológicos que ello implica. Sim embargo pueden ayudar a prepararnos y responder mejor, al ampliar nuestra percepción de riesgos e interconexiones. Un delicado equilibrio entre innovación tecnológica y prudencia humanista será clave para potenciar los beneficios de la IA evitando efectos contraproducentes.

Conclusión

La creciente frecuencia de eventos improbables e imprevistos en las últimas décadas apunta a una nueva realidad: la de un mundo intrínsecamente impredecible y fuera de control. Según un estudio, entre 2001 y 2018 hubo más de 120 eventos que califican como cisnes negros (PWC, 2020). Todo indica que estos fenómenos erráticos se han incorporado a la nueva normalidad del siglo XXI.

Ante este panorama de inestabilidad creciente, urge reconfigurar nuestras instituciones y formas de organización para desarrollar una capacidad antifrágil, es decir, que no solo resista los embates del cambio, sino que mejore y se fortalezca frente a ellos. Necesitamos sociedades creativas y resilientes capaces de evolucionar y florecer en medio de la incertidumbre.

No hay recetas mágicas ante la impredictibilidad radical del porvenir. Pero una actitud de apertura, humildad y disposición al cambio continuo permitirá navegar de la mejor manera posible esta nueva era dominada por cisnes negros y caracterizada por el reinado absoluto de lo inesperado. Estamos ante una encrucijada evolutiva mayúscula: o nos adaptamos al caos reinventándolo, o el caos se profundizará y nos devorará.

Twitter X: dduzoglou

sábado, 21 de octubre de 2023

Verdad o mentira: la batalla global por el control de la narrativa y la manipulación de masas

 


 

En la vorágine de la guerra de narrativas, la historia se desvanece. Cada acontecimiento es diseccionado, manipulado y reconfigurado para satisfacer objetivos propagandísticos. Lo que no encaja en la narrativa preferida simplemente se borra, se reinventa, se distorsiona hasta ser irreconocible o se relega al olvido. La verdad se vuelve maleable, sometida a la voluntad de quienes buscan controlar el relato. Los hechos se retuercen y tuercen hasta adoptar la forma deseada por el narrador. Matices, contradicciones y voces disidentes son eliminados para crear una ilusión de coherencia. En este caos amoral donde la realidad es lo que grupos hegemónicos dicen que es, la primera víctima es la historia misma. Y sin el faro de la historia, la sociedad queda a la deriva en un mar de mentiras, vulnerable a repetir los errores del pasado una y otra vez. La guerra de narrativas es así una guerra contra la verdad, contra el conocimiento, contra la memoria colectiva de la humanidad. Una guerra que no podemos darnos el lujo de perder.

Guerra de narrativas

En una época en la que cada individuo puede creer lo que desee, las falsedades “prêt-à-porter” son diseñadas con fines diversos en una variedad de plataformas de redes sociales, lo que merma el valor de la verdad misma. La "guerra de narrativas", el uso estratégico de información sesgada y relatos para moldear la opinión pública, se ha convertido en una poderosa arma en los conflictos modernos. A lo largo de la historia, las facciones en conflicto han recurrido a medias verdades, exageraciones y mentiras descaradas para obtener apoyo para sus acciones, a menudo violentas e injustificables. Hoy en día, la propagación de narrativas engañosas es más fácil que nunca, permitiendo a líderes o grupos sin escrúpulos manipular a las masas, avivando el odio y promoviendo agendas divisorias. Incluso tecnologías como la inteligencia artificial y los deepfakes se están utilizando para generar contenido falso que refuerce estas mentiras, como lo hace el grupo terrorista Hamás contra Israel. Las mentiras se emplean en esta guerra moderna para demonizar a los adversarios, reescribir la historia, propagar teorías conspirativas y negar crímenes, con consecuencias peligrosas.

El término "guerra de narrativas" se refiere al esfuerzo deliberado por moldear la percepción pública de un conflicto mediante la difusión de información sesgada, incompleta o falsa. Un ejemplo histórico notorio es la maquinaria de propaganda nazi bajo Joseph Goebbels durante la Segunda Guerra Mundial. Goebbels supervisó los esfuerzos para retratar falsamente a los judíos como una amenaza para Alemania, allanando el camino para el apoyo público a los horrores del Holocausto.

Más recientemente, y viendo con tristeza como la historia se repite, los terroristas de Hamas han orquestado una narrativa falsa de gran impacto en torno a un ataque israelí a un hospital en Gaza. Según esta narrativa, Israel habría bombardeado deliberadamente el hospital Al-Ahli, donde miles de palestinos desplazados buscaban refugio de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza. Sin embargo, Israel ha refutado esta versión y presentado pruebas irrefutables que indican que un cohete mal lanzado por uno de los aliados de Hamas, la Yihad Islámica Palestina, fue la causa del incidente, que, por cierto, no generó el número de muertos que señalan los yihadistas.

Esta falsa narrativa caló a nivel mundial y ha generado la indignación y la condena de gran parte del mundo musulmán contra Israel, permitiendo a Hamas presentarse como víctima para buscar apoyo de países como Irán. Simultáneamente, ha desencadenado una ola de violencia, donde incluso se han lanzado misiles desde Yemen hacia Israel, afortunadamente interceptados por un buque de la armada estadounidense. Como vemos, los extremistas logran su objetivo de presentarse como los afectados, fomentando una guerra a gran escala, aunque su objetivo declarado, la creación de un Estado Palestino, se aleje cada vez más. La resolución de un conflicto tan complejo solo podrá lograrse a través de medios pacíficos, no mediante la coerción terrorista.

Es duro constatar que, en pleno 2023, grupos terroristas que cometen atrocidades, como decapitar niños, quemar personas vivas, secuestrar familias enteras y torturar a civiles inocentes, logren avanzar en su causa propagando falsedades.

También, en el pasado, hemos visto ejemplos notorios de narrativas falsas que llevaron a la persecución y la violencia, como la creencia falsa de que los judíos eran responsables de la peste negra en Europa durante la Edad Media, lo que resultó en la persecución y el asesinato de miles de judíos. Del mismo modo, la falsa narrativa de que los negros eran inferiores a los blancos, lo que justificó la esclavitud y la discriminación racial en todo el mundo.

Tácticas para demonizar al "enemigo" y deshumanizarlo

Entre las tácticas más efectivas de actores malintencionados, está la de demonizar o crear un enemigo. En países como Venezuela, Cuba y China, se utilizan narrativas falsas para retratar a sus opositores y/o países rivales como enemigos malvados e inferiores que deben ser derrotados. Por ejemplo, los tachan de "terroristas" y "escoria", "cúpulas podridas" a quienes se les oponen.

Cuando se atribuyen características negativas a los adversarios, como maldad, inferioridad o irracionalidad, se fomenta el odio y la violencia necesaria para ganar adeptos a sus causas. Al mismo tiempo, se niega la condición humana del adversario y se anula la empatía y la compasión hacia ellos, facilitando la agresión sin remordimientos.

Reescritura y distorsión de la historia para ajustar la narrativa

La reescritura y distorsión de la historia es una táctica comúnmente utilizada para moldear la narrativa a favor de ciertos intereses. Un ejemplo claro es el del régimen soviético, que distorsionó hechos históricos para adaptarlos a la ideología comunista. Borró del registro a disidentes y reescribió la narrativa sobre los gulags. De manera similar, hoy, Rusia distorsiona la historia de Ucrania para justificar su invasión.

Teorías conspirativas para culpar a otros y evitar la responsabilidad

Las teorías conspirativas son intentos de explicar una realidad que no comprendemos completamente. Estas teorías buscan describir hechos que han ocurrido o podrían ocurrir, basándose en la supuesta existencia de una conspiración por parte de uno o varios grupos secretos que manipulan los acontecimientos con propósitos perjudiciales para el resto de la población.

Un ejemplo es la teoría conspirativa del régimen iraní, donde el presidente, Ebrahim Raisi, ha desempeñado un papel destacado en la promoción de la teoría de "Los Protocolos de los Sabios de Sion", un documento falso que data del siglo XIX y que fue creado por los servicios de inteligencia rusos. Su objetivo era culpar injustamente a la comunidad judía de las dificultades que enfrentaba el imperio ruso en ese momento.

Lo alarmante es que este documento ha persistido a lo largo de más de un siglo y ha alimentado una corriente de odio, catalizando el acoso antisemita, los asaltos y los pogromos. Cabe destacar que "Los Protocolos de los Sabios de Sion" también desempeñaron un papel en la creación de una atmósfera de hostilidad que sentó las bases para el Holocausto.

Religión e ideología

Por último y no menos importante, a lo largo de la historia, se ha usado la religión y la ideología para justificar acciones violentas. Los regímenes comunistas explotaron la ideología marxista para convencer al público de que la violencia contra los disidentes estaba justificada en nombre de la "revolución" y el "progreso".

En el conflicto actual en el Medio Oriente, la religión juega un papel de relevancia significativa. Por ejemplo, ISIS (Estado Islámico) se ha apoyado en una interpretación del islam para promover su agenda violenta, llevando a cabo atentados crímenes y masacres (como crucificar cristianos en Siria y cometer un genocidio de miles contra grupos étnicos como el yazidí). Esta explotación de la religión ha generado y sigue generando un ciclo de violencia peligroso e interminable.

 

Conclusión

Con dos guerras trascendentales en curso, el mundo se encuentra al borde del abismo. Cada persona está atrapada en un torbellino de desinformación y creencias sesgadas en donde narrativas sofisticadas tienen el poder de manipular a grandes masas. Muchas de estas narrativas falsas tienen el peligroso propósito de fomentar una ola de violencia global que podría desencadenar una guerra mundial.

Desafortunadamente, las redes sociales facilitan la difusión masiva de mentiras, por lo que debemos mantenernos alerta y ejercer un escepticismo crítico ante cualquier narrativa que busque deshumanizar a algún grupo, reescribir hechos históricos o promover la violencia.

Es tiempo de que una ciudadanía alerta, crítica e informada se active y exija a sus gobiernos transparencia. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad histórica y deben alzar la voz como centinelas de la verdad, sin dejarse intimidar.

Y nosotros, simples ciudadanos del mundo, tenemos más poder del que creemos: el poder de difundir compasión en lugar de odio, sensatez en lugar de fanatismo, verdades en lugar de mentiras. Juntos podemos tejer una red de consciencia que abrace al mundo.

La verdad es la única vía hacia la reconciliación genuina y hacia la paz perdurable.

Twitter X: dduzoglou