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domingo, 31 de julio de 2016

Venezuela: Hay que activar la conciencia colectiva.



Venezuela:  Hay que activar la conciencia colectiva.








“El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría”
Gibran Khalil Gibran


En un país en desesperación en donde las malas noticias son el pan de cada día, la sociedad democrática sin brújula y acorralada late en un sentimiento: Revocar, sacar, defenestrar al tirano extranjero inconstitucionalmente en el poder al igual que a su régimen totalitario, sangriento, y hambreador. Creo que es importante que Venezuela abra los ojos y entienda -así como toda Latinoamérica-  que en nuestro país, una vez cuna de los Libertadores de América, vivimos en una neoesclavitud en donde el salario mínimo es de 14.89 $ (Dólares americanos) lo que se traduce a menos de 50 centavos de dólar diario, ingreso que no alcanza para obtener la canasta básica familiar siendo el estimado de 24,3 salarios mínimos para poder adquirir la mencionada canasta prevista para una familia de cinco miembros.  Como si fuera poco, la semana pasada el Régimen narcocomunista encabezado por el títere de los Castro, Nicolás Maduro,  estableció por decreto que “cualquier persona que  trabaje en empresas públicas y privadas pueden ser llamadas a trabajar en organizaciones estatales especializadas en la producción de alimentos. Estas personas deberán trabajar temporalmente en las explotaciones públicas por un mínimo de 60 días, transcurridos los cuales sus «contratos» pueden ser renovados automáticamente por un período extra de 60 días tras lo que se les permitirá regresar a sus trabajos originales.” (Fuente: http://www.noticiasdeldia.com.ve/Internacionales/el-regimen-de-maduro-impone-el-trabajo-forzado-por-decreto.html).

Este hecho terrible que nos devuelve a tiempos anteriores a los de la abolición de la esclavitud por José Gregorio Monagas hace 162 años, parece no tener resonancia en la colectividad venezolana, que quizás por estar forzada a vivir en las inmensas colas diarias en busca de alimentos básicos, o que por padecer niveles de hambre nunca antes visto, no ha podido indignarse y reaccionar ante la implantación de una neoesclavitud.


¿Estamos los venezolanos conscientes de que la esclavitud es una institución jurídica que conlleva a una situación personal en donde hay individuos en total dominio de otros, individuos explotados y vejados en donde sus capacidades de disponer libremente sobre su persona y bienes se pierden totalmente? ¿Es posible que quienes fuéramos los ciudadanos de la democracia más sólida de Latinoamérica nos encontremos pasivos, pisoteados y acostumbrándonos a ser neoesclavos en pleno Siglo XXI?


Aunque todavía difiero de  Henrique Capriles en su decisión de no defender su victoria y muchas veces lo he increpado por actitudes a mi parecer erróneas, su propuesta de activar un Referéndum Revocatorio se agradece, así como su persistente y actual lucha ya que son acciones que encienden la esperanza de libertad en los venezolanos. Pero llevamos años viviendo de esperanzas de salir del Castrochavismo y ahora del Castromadurismo y con respeto creo que en general, el liderazgo demócrata está fallando en despertar la conciencia colectiva y sobretodo en activarla, falla que no se justifica cuando casi el 90% de los venezolanos claman por volver a un sistema democrático y de justicia (El 10% restantes son en su mayoría  una élite poderosa y amoral que forman parte del régimen, militares y civiles involucrados en narcotráfico y en corrupción y depredación de los ingresos petroleros del país).

He oído repetidamente una frase que no comparto, en donde se dice que “No hay plan B, el plan es echarle un camión al plan A”. Los miembros de la sociedad democrática venezolana le “hemos echado un camión” a todas las propuestas que han surgido desde la alianza democrática y su “plan A”, hemos luchado  por muchos años y muchos han dejado su vida en esa lucha, hemos votado innumerables veces aun sabiendo que las elecciones han sido “amañadas”, hemos reiterado nuestro apoyo a líderes que nos han fallado y estamos viviendo las consecuencias de errores no asumidos y victorias no ejercidas o ejercidas a medias o en una especie de inercia por parte de ese liderazgo que tiene que entender, que en una Dictadura comunista de forajidos narcotraficantes, deben existir planes A, B, C y los que sean necesarios para salir lo más rápido posible de los destructores de nuestra República y nuestra civilidad. Que desde el liderazgo venezolano no se pronuncien las palabras narcoestado, CastroChavismo o comunismo y se trate de sembrar en la colectividad que “no habrá golpe porque los golpes son malos” así sea a  un régimen que a su vez, tildan tímidamente de dictadura es incoherente y por ende, la población venezolana confundida no entiende que los civiles y militares tenemos el deber Constitucional de restablecer la legalidad lo antes posible, al igual que se hizo en Honduras, Paraguay y Brasil (en proceso) donde determinadamente se recurrió a la ley para restablecer el orden y la democracia y en los tres casos por cierto, no hubo violencia como ingrediente.

Los venezolanos más que nunca debemos unificar nuestra conciencia, imponer  nuestra moralidad y sobre todo organizar nuestros esfuerzos en luchar por el bien común y el retorno a la democracia, no podemos seguir nutriendo la anarquía, no podemos seguir indiferentes al hecho de que están implementando en Venezuela, métodos del Castrismo que erradicaron por completo las libertades de los cubanos hace 50 años.  El decreto esclavizador del apátrida Nicolás Maduro que fue objetado por Amnistía Internacional,  fue extraído de la experiencia de los campos de trabajo forzados o “UMAP”  en Cuba. En las “Unidades Militares de Ayuda a la Producción” (UMAP) se retuvieron a más de 35 mil cubanos, en su mayoría homosexuales y religiosos pero también  muchos universitarios ideológicamente inconformes con el régimen castrista, artistas, intelectuales y por supuesto prisioneros políticos y “contrarrevolucionarios”.  

Que en pleno Siglo XXI Venezuela esté  por vivir la experiencia de tener campos de trabajo forzado o especie de condenas de trabajo en el campo 8 horas para empleados de empresas privadas y públicas y seguramente próximamente para presos políticos y disidentes es algo alarmante que debe ser conocido por todo Latinoamericano, especialmente demócratas de países como Colombia (país que está en riesgo de caer en las garras del Castrochavismo gracias a Santos y sus socios de las FARC), Bolivia y Ecuador pero en especial, tiene que ser para nosotros los venezolanos, un llamado a despertar y accionarnos en contra de quienes  nos imponen neoesclavitud sin que demos la resistencia requerida.  Señores políticos de la MUD, honorables diputados demócratas que componen hoy la mayoría en la Asamblea Nacional, no estamos a muchos años de ser los escombros que como hoy en Cuba, visitarán turistas curiosos de ver las ruinas de un sistema destructor que aniquila libertades y posibilidades de progreso.

Es hora de luchar en la calle, ajustados a la resistencia civil pacífica y organizada para hacer valer los artículos 333, 347 y 350. Tampoco olviden aquellos que quieren dialogar con los asesinos de Venezuela, asesinos de niños sin medicina,  jóvenes sin seguridad y mujeres y hombres que como nunca están recurriendo al suicidio por sentirse desesperanzados, que por lo general, el cocodrilo termina comiéndose también a quien lo cuida y lo alimenta.

Artículo 333 de la Constitución Bolivariana de Venezuela.   Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.


Artículo 347 CBV: El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución.


Artículo 350.  El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.

Dayana Cristina Duzoglou Ledo

Twitter: @dduzoglou