Venezuela: Hay que activar la conciencia colectiva.
“El ruiseñor se niega anidar en la jaula,
para que la esclavitud no sea el destino de su cría”
Gibran Khalil Gibran
En un país en desesperación en donde las malas noticias
son el pan de cada día, la sociedad democrática sin brújula y acorralada late
en un sentimiento: Revocar, sacar, defenestrar al tirano extranjero
inconstitucionalmente en el poder al igual que a su régimen totalitario,
sangriento, y hambreador. Creo que es importante que Venezuela abra los ojos y
entienda -así como toda Latinoamérica- que en nuestro país, una vez cuna de los
Libertadores de América, vivimos en una neoesclavitud en donde el salario mínimo
es de 14.89 $ (Dólares americanos) lo que se traduce a menos de 50 centavos de dólar
diario, ingreso que no alcanza para obtener la canasta básica familiar siendo
el estimado de 24,3 salarios mínimos para poder adquirir la mencionada canasta
prevista para una familia de cinco miembros.
Como si fuera poco, la semana pasada el Régimen narcocomunista
encabezado por el títere de los Castro, Nicolás Maduro, estableció por decreto que “cualquier persona
que trabaje en empresas públicas y
privadas pueden ser llamadas a trabajar en organizaciones estatales
especializadas en la producción de alimentos. Estas personas deberán trabajar
temporalmente en las explotaciones públicas por un mínimo de 60 días,
transcurridos los cuales sus «contratos» pueden ser renovados automáticamente
por un período extra de 60 días tras lo que se les permitirá regresar a sus
trabajos originales.” (Fuente: http://www.noticiasdeldia.com.ve/Internacionales/el-regimen-de-maduro-impone-el-trabajo-forzado-por-decreto.html).
Este hecho terrible que nos devuelve a tiempos anteriores
a los de la abolición de la esclavitud por José Gregorio Monagas hace 162 años,
parece no tener resonancia en la colectividad venezolana, que quizás por estar
forzada a vivir en las inmensas colas diarias en busca de alimentos básicos, o que por padecer niveles de hambre nunca antes visto, no ha podido indignarse y
reaccionar ante la implantación de una neoesclavitud.
¿Estamos los venezolanos conscientes de que la esclavitud
es una institución jurídica que conlleva a una situación personal en donde hay
individuos en total dominio de otros, individuos explotados y vejados en donde
sus capacidades de disponer libremente sobre su persona y bienes se pierden
totalmente? ¿Es posible que quienes fuéramos los ciudadanos de la democracia más
sólida de Latinoamérica nos encontremos pasivos, pisoteados y acostumbrándonos a
ser neoesclavos en pleno Siglo XXI?
Aunque todavía difiero de Henrique Capriles en su decisión de no
defender su victoria y muchas veces lo he increpado por actitudes a mi parecer erróneas,
su propuesta de activar un Referéndum Revocatorio se agradece, así como su
persistente y actual lucha ya que son acciones que encienden la esperanza de
libertad en los venezolanos. Pero llevamos años viviendo de esperanzas de salir
del Castrochavismo y ahora del Castromadurismo y con respeto creo que en general, el
liderazgo demócrata está fallando en despertar la conciencia colectiva y
sobretodo en activarla, falla que no se justifica cuando casi el 90% de los
venezolanos claman por volver a un sistema democrático y de justicia (El 10%
restantes son en su mayoría una élite
poderosa y amoral que forman parte del régimen, militares y civiles
involucrados en narcotráfico y en corrupción y depredación de los ingresos
petroleros del país).
He oído repetidamente una frase que no comparto, en donde
se dice que “No hay plan B, el plan es echarle un camión al plan A”. Los
miembros de la sociedad democrática venezolana le “hemos echado un camión” a
todas las propuestas que han surgido desde la alianza democrática y su “plan A”, hemos luchado por muchos años y muchos han dejado su vida en esa lucha, hemos votado innumerables veces aun sabiendo que las
elecciones han sido “amañadas”, hemos reiterado nuestro apoyo a líderes que nos
han fallado y estamos viviendo las consecuencias de errores no asumidos y
victorias no ejercidas o ejercidas a medias o en una especie de inercia por
parte de ese liderazgo que tiene que entender, que en una Dictadura comunista
de forajidos narcotraficantes, deben existir planes A, B, C y los que sean
necesarios para salir lo más rápido posible de los destructores de nuestra República
y nuestra civilidad. Que desde el liderazgo venezolano no se pronuncien las palabras narcoestado,
CastroChavismo o comunismo y se trate de sembrar en la colectividad que “no habrá
golpe porque los golpes son malos” así sea a un régimen que a su vez, tildan tímidamente de dictadura es
incoherente y por ende, la población venezolana confundida no entiende que los
civiles y militares tenemos el deber Constitucional de restablecer la legalidad
lo antes posible, al igual que se hizo en Honduras, Paraguay y Brasil (en
proceso) donde determinadamente se recurrió a la ley para restablecer el orden
y la democracia y en los tres casos por cierto, no hubo violencia como
ingrediente.
Los venezolanos más que nunca debemos unificar nuestra conciencia,
imponer nuestra moralidad y sobre todo
organizar nuestros esfuerzos en luchar por el bien común y el retorno a la
democracia, no podemos seguir nutriendo la anarquía, no podemos seguir
indiferentes al hecho de que están implementando en Venezuela, métodos del
Castrismo que erradicaron por completo las libertades de los cubanos hace 50
años. El decreto esclavizador del apátrida
Nicolás Maduro que fue objetado por Amnistía Internacional, fue extraído de la experiencia de los campos
de trabajo forzados o “UMAP” en Cuba. En
las “Unidades Militares de Ayuda a la Producción” (UMAP) se retuvieron a más de
35 mil cubanos, en su mayoría homosexuales y religiosos pero también muchos universitarios ideológicamente
inconformes con el régimen castrista, artistas, intelectuales y por supuesto
prisioneros políticos y “contrarrevolucionarios”.
Que en pleno Siglo XXI Venezuela esté por vivir la experiencia de tener campos de
trabajo forzado o especie de condenas de trabajo en el campo 8 horas para empleados de empresas privadas y públicas
y seguramente próximamente para presos políticos y disidentes es algo alarmante
que debe ser conocido por todo Latinoamericano, especialmente demócratas de países
como Colombia (país que está en riesgo de caer en las garras del Castrochavismo gracias
a Santos y sus socios de las FARC), Bolivia y Ecuador pero en especial, tiene
que ser para nosotros los venezolanos, un llamado a despertar y accionarnos en
contra de quienes nos imponen
neoesclavitud sin que demos la resistencia requerida. Señores políticos de la MUD, honorables diputados
demócratas que componen hoy la mayoría en la Asamblea Nacional, no estamos a
muchos años de ser los escombros que como hoy en Cuba, visitarán turistas
curiosos de ver las ruinas de un sistema destructor que aniquila libertades y
posibilidades de progreso.
Es hora de luchar en la calle, ajustados a la resistencia civil pacífica y organizada para hacer valer los artículos 333, 347 y 350. Tampoco olviden aquellos que quieren dialogar con los asesinos de Venezuela, asesinos de niños sin medicina, jóvenes sin seguridad y mujeres y hombres que como nunca están recurriendo al suicidio por sentirse desesperanzados, que por lo general, el cocodrilo termina comiéndose también a quien lo cuida y lo alimenta.
Es hora de luchar en la calle, ajustados a la resistencia civil pacífica y organizada para hacer valer los artículos 333, 347 y 350. Tampoco olviden aquellos que quieren dialogar con los asesinos de Venezuela, asesinos de niños sin medicina, jóvenes sin seguridad y mujeres y hombres que como nunca están recurriendo al suicidio por sentirse desesperanzados, que por lo general, el cocodrilo termina comiéndose también a quien lo cuida y lo alimenta.
Artículo 333 de la Constitución Bolivariana
de Venezuela. Esta Constitución no
perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere
derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal
eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad,
tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.
Artículo 347 CBV: El pueblo de Venezuela
es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho
poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de
transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una
nueva Constitución.
Artículo 350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición
republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá
cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.
Dayana Cristina Duzoglou Ledo
Twitter: @dduzoglou